y en Lanzarote
La cirugía de reducción de pecho, también llamada mamoplastia de reducción, es una técnica quirúrgica que se emplea para disminuir el tamaño de las mamas, mediante la extirpación de grasa, tejido mamario y piel, consiguiendo un pecho más pequeño, ligero y firme, de forma de su figura quede proporcionada.
Esta intervención no se practica solo por motivos estéticos, fundamentalmente es requerida para eliminar algunos problemas de salud debidos al exceso de peso que presentan las pacientes con mamas muy grandes; dolores de cuello y espalda, entre otros.
Solicita tu cita previa
Contacta con nosotros para proporcionarte un asesoramiento exclusivo para tus necesidades
Tu seguridad es nuestra prioridad.
En función de cada caso particular se estudia la técnica a seguir de forma personalizada, informando a la paciente del protocolo a seguir. La intervención se realizará con anestesia general, por lo que se deberán realizar unas pruebas físicas previas; además de realizarse revisiones periódicas obligatorias. Como siempre, será el doctor el que marque las pautas a seguir.
Esta cirugía se lleva a cabo con anestesia general y para la intervención son necesarias por lo menos dos horas. Será el cirujano quien decida si la paciente puede volver a casa el mismo día o debe quedarse al menos la primera noche ingresada.
En la cirugía se practican incisiones en cada seno, se retira el exceso de tejido y piel para dejar unos senos perfectos. Las técnicas que suele emplear el Dr. Julián Castillo son:
-Incisión en T invertida: esta incisión se realiza alrededor de la circunferencia de la areola, verticalmente a lo largo del polo inferior de los senos, y horizontalmente a lo largo del surco del seno.
-Mastopexia combinada: este procedimiento se combina con una mastopexia para levantar el tejido y reposicionar el conjunto de pezón y areola si así se requiriese.
Se colocará un vendaje de compresión alrededor del pecho para minimizar la inflamación, promover la circulación y asegurarse de la correcta cicatrización del pecho. Es normal que durante los primeros días la zona esté inflamada, dolorida y que presente cierto grado de hematoma.
Cualquier molestia a causa de la intervención se puede aliviar con los analgésicos que recetará previamente el doctor, y acompañado de reposo absoluto. Además, cabe destacar que es necesario limitar cualquier movimiento brusco de la parte superior del cuerpo durante, al menos, el primer mes.
No lo dudes y ponte en manos de profesionales